Ética en la democracia brasileña
por Maria Suely Ferreira
acadêmica de Serviço Social da UFAM
publicado en jun. 2016
Con el fin de la Dictadura Militar, en 1985 y con la toma de posesión del presidente José Sarney, Brasil logró tres décadas ininterrumpidas de democracia. Durante este período, el país logró grandes avances, como: mayor libertad de expresión y de manifestación, mayor confiabilidad en el sistema electoral, estabilidad económica y avances relevantes en la lucha contra la pobreza.
En Brasil, con el modelo de democracia indirecta o representativa, los representantes deben proponer leyes dirigidas a beneficios comunes para la población, pero lo que se nota son muchas desviaciones en los propósitos y formas de representación antiéticas, ya que la mayoría de estos representantes, mandato tras mandato, trabajan por su propia causa, tanto en el Poder Legislativo como en el Ejecutivo, huyendo del sentido original de la Democracia y de la ética pensada por los griegos.
Con el retorno de la democracia en Brasil y el aumento de la autonomía de instituciones como el Poder Judicial, también aumentó el poder de investigación de la Policía Federal. De esta forma, se pudieron encontrar escándalos de corrupción en grandes proporciones, que se hicieron públicos porque generaron juicios y condenas en algunos gobiernos, considerados poco éticos.
El gobierno del expresidente Fernando Collor de Melo fue el primero con evidencia de corrupción, que culminó con un juicio político, en el segundo año de su mandato, en 1992.
Durante el gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), también se evidenciaron algunos escándalos de corrupción, siendo el más destacado el Mensalão, que resultó en la detención de varios políticos, directa e indirectamente vinculados al Partido de los Trabajadores - PT.
En el segundo año del segundo mandato de Dilma Rousseff, presidenta desde 2010, el escenario político y económico del país atravesó otra grave crisis ética, se trató de la “Operación Lava Jato”, considerada la mayor investigación sobre corrupción y blanqueo de capitales que vivió el país. Sobre la operación Lava Jato, se puede decir que:
Este nombre deriva del uso de una red de gasolineras y lavaderos de autos para mover recursos ilícitos pertenecientes a una de las organizaciones criminales investigadas inicialmente. Aunque la investigación ha avanzado a otras organizaciones criminales, se ha consagrado el nombre inicial (Ministério Público Federal, 2016 – traducción nuestra).
La investigación de la operación Lava Jato se inició con el descubrimiento de un esquema de miles de millones de dólares, en el que varios contratistas del país, organizados en un cartel, pagaron sobornos a altos ejecutivos y agentes públicos, todos con fondos desviados de contratos sobrevalorados en Petrobras. la empresa estatal más grande del país. Entre estas empresas destaca Odebrecht, considerada la mayor contratista de Brasil. En este sentido, Dionísio (2016 – traducción nuestra) afirma:
El grupo de trabajo Lava Jato indicó que Odebrecht, una de las empresas investigadas en la operación, tenía una estructura profesional para el pago de sobornos en efectivo en Brasil. La empresa también, según la investigación, contaba con empleados dedicados a una especie de contabilidad paralela destinada a pagos ilícitos. El área se denominó “Sector de Operaciones Estructuradas”.
Durante las investigaciones se encontraron varias listas, con 516 nombres de los involucrados como destinatarios de sobornos, en los que aparecen los nombres de diversos políticos y ejecutivos. En el proceso, juzgado en primera instancia, Marcelo Odebrecht, expresidente y heredero del grupo Odebrecht, fue condenado a 19 años y 4 meses de prisión por los delitos de corrupción, blanqueo de capitales y por afiliación a organización criminal.
A lo largo de los años, es evidente que ha habido un aumento considerable de la mala conducta, la corrupción y la falta de ética en la clase política, lo que ha infectado a diversos sectores sociales, dejando la ética en un segundo plano, haciendo visible la reducción de la calidad del régimen democrático brasileño, principalmente por la falta de respeto ético y la apología a la corrupción.
En este aspecto, en la práctica de la justicia política y social, el trabajo ético debe estar vinculado a la obediencia a la Ley. Significa, entonces, que existen condiciones internas (valores familiares) y externas (valores sociales) que definen el comportamiento de la sociedad. Según Pequeno (2001) “ya en los inicios del pensamiento griego, el ámbito del ethos comprendía la colectividad (intersubjetividad) y la individualidad (subjetividad) de individuos dotados de sentimiento y razón”. Siendo así:
La ética surge como resultado de leyes erigidas por costumbres y por virtudes y hábitos generados por el carácter de los individuos. Las costumbres designan el conjunto de normas y reglas adquiridas por hábito. Etimológicamente ética y moral son sinónimos, ética proviene de ethos que corresponde a la palabra mos (moris) en la lengua latina, de la cual deriva el término moral (PEQUENO, 2001, p. 19 – traducción nuestra).
Con la Democracia, la legislación brasileña conquistó muchos derechos y garantías individuales y colectivas, pero en la práctica muchos de estos logros sociales se encuentran solo en la Ley y no en la vida cotidiana de las personas.
Una encuesta reciente de la consultora británica Economist Intelligence Unit (EIU) produjo en 2015 un índice que clasifica a los países según su calidad democrática. De acuerdo a esta investigación, Brasil se encuentra entre los países que tienen un déficit de calidad democrática, por debajo del nivel deseable. En la escala, Brasil aparece en el puesto 44 de países considerados democráticos entre los 167 países analizados.
Se destaca en esta consulta, con criterios de evaluación del 1 al 10, que hay 24 países considerados más democráticos, con puntajes superiores a 8 y son considerados democracias completas, ya que respetan los derechos de la población. Las democracias mejor situadas son las que tienen un período de continuidad más largo, como es el caso de países como Estados Unidos, Australia y Dinamarca.
Sin embargo, hay países considerados subdesarrollados, con poco tiempo en un régimen democrático que ocupan buenas posiciones en el ranking, como es el caso de Uruguay, en el puesto 17, debido a que adoptan conductas consideradas éticas a lo largo de su historia democrática, basada en la cultura europea.
Desde el comienzo, el período democrático brasileño estuvo marcado por problemas sociales que fueron creciendo gradualmente, la corrupción está muy extendida en diferentes sectores sociales, hay tantas situaciones que dirigir estudios para establecer sus causas se vuelve casi imposible. Según Salek (2015) En los países que reciben esta clasificación, hay elecciones libres y justas y se respetan las libertades civiles básicas (como la libertad de expresión y religión), pero, por otro lado, a menudo hay problemas de gobernabilidad (como corrupción y poca transparencia en los organismos públicos), además de bajos niveles de participación política.
La corrupción compromete la economía del país y produce desigualdades sociales que inciden negativamente en la convivencia humana, generando numerosos problemas sociales como la violencia, el hambre y la pobreza, derivados de la falta de acceso a la salud, la educación y el empleo. Estas acciones resultan en otras consecuencias que desestabilizan la vida social y transforman las relaciones interpersonales que conducen a disputas, con reglas ocultas, en las que prevalece la deshonestidad.
La legislación brasileña actual define que el interés general se antepone al interés privado, pero cuando los poderes mismos se contaminan con la corrupción, se revela la inversión de valores, caracterizada por la falta de respeto a las reglas y el descuido en la satisfacción de las necesidades básicas de la población. En este caso, la ética está lejos de las cuestiones sociales.
Este déficit en la democracia brasileña tiene que ver con la poca participación popular en las decisiones del país, dado que su representatividad (parlamentarios) apenas atienden las demandas de la población y están más interesados en la disputa por el poder partidista y el poder económico, menospreciando la ética en la discusión, que es necesaria para comprender las necesidades de los involucrados en la democracia.
Los debates éticos sobre la democracia plantean interrogantes relevantes sobre las constantes reflexiones inherentes a los cambios históricos de la humanidad. El propósito de estas reflexiones es definir caminos que conduzcan al bien común, la mejora de las relaciones interpersonales en las diferentes clases sociales y el respeto a la ciudadanía. Estas reflexiones muestran cómo la conducta ética y moral de los individuos es capaz de alcanzar la felicidad a través de la convivencia en sociedad, que representa la verdadera esencia de la vida. Sobre Moral se destaca:
La moralidad individual está relacionada con los deberes del hombre para consigo mismo;
La moral social está relacionada con los deberes del individuo hacia sus semejantes;
La moral familiar está relacionada con el cumplimiento de las obligaciones y responsabilidades mutuas derivadas del matrimonio;
Moralidad cívica (del latín civil - ciudadano) El civismo es la acción consciente e ilustrada del ciudadano dentro de la comunidad, a través del cumplimiento de sus deberes de ciudadanía y su esfuerzo por contribuir al progreso y engrandecimiento de la patria. Es el resultado de una convicción interior, nacida de la práctica diaria de las virtudes que caracterizan a una personalidad bien formada (SILVA; OLIVEIRA, 2000, p. 9 - traducción nuestra).
En la democracia se cree que el gobernante debe dar ejemplo, debe estar sujeto a la Ley, ¡no puede tener privilegios! El gobernante debe servir al pueblo y no beneficiarse de un cargo público para obtener beneficios, sin embargo, a pesar de esta obviedad, la posición adoptada por la mayoría sigue siendo contradictoria y poco ética. En este sentido, la democracia brasileña bajo análisis plantea el entendimiento ético y moral, especialmente de los políticos elegidos por la población. Los electos deben actuar en común con las necesidades de los votantes y mantener una postura ética y moral en la propuesta y ejecución de leyes que correspondan a los deseos de la población.
Referências Bibliográficas
DIONÍSIO, Bibiana. MPF diz que Odebrecht tinha ‘estrutura profissional’ de propinas. Acesso em 20 abr 2016.
MPF – Ministério Público Federal. Caso Lava Jato. Acesso em 20 de abr 2016.
PEQUENO, Marconi. Ética, direitos humanos e cidadania. In Curso de Formação de Educadores em Direitos Humanos. João Pessoa: Editora Universitária/UFPB, 2001.
SALEK, Sílvia. Trinta anos após fim da ditadura, Brasil tem 'democracia imperfeita'. Acesso em 20 mar.2016.
SILVA, Flávio de Oliveira; OLIVEIRA, Joselito César. Ética Profissional. João Pessoa-PB: CE/PMPB, 2000.
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