Filosofía Política Moderna
por Alexsandro M. Medeiros
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publicado en: out. 2022
Renacimiento y Modernidad
Según los historiadores de la filosofía, podemos atribuir al menos tres factores históricos principales al origen de la filosofía moderna, a saber:
- Humanismo renacentista del siglo XV
- La reforma protestante del siglo XVI
- La Revolución Científica del siglo XVII
Allí deben incluirse otros factores históricos, como el descubrimiento del Nuevo Mundo; el desarrollo del mercantilismo; la consolidación de los Estados Nacionales (España, Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda).
Desde el punto de vista de la racionalidad filosófica, destacan en este sentido el humanismo renacentista y la revolución científica, ya sea en el período del quattrocento, que restableció los valores humanos, o en el período del cinquecento, marcado por una profunda investigación de la naturaleza.
El Humanismo Renacentista se puede analizar desde los siguientes aspectos:
- como transición entre la Edad Media y la Modernidad;
- Romper con la Edad Media donde el arte estaba centrado en lo sagrado y la filosofía al servicio de la teología y las cuestiones religiosas;
- Rasgo más característico: humanismo;
- Valoración de la dignidad humana (dignitas hominis), dignidad natural, en oposición al hombre caído, marcado por el pecado original, descendiente de Adán;
- Valoración de la libertad humana; el hombre es un microcosmos, que reproduce en sí mismo la armonía del cosmos;
- Influencia platónica: el poeta Platón, de grandes dotes literarias, dialéctica;
- Creación en Florencia de la Academia Platónica o Academia Florentina, bajo el patrocinio de Cosimo de Medici y la dirección de Marsílio Ficino, uno de los principales humanistas del Renacimiento, buscando revivir el ambiente artístico filosófico y cultural que fue imaginado o idealizado, para ser el Período Griego-Clásico Romano.
Sobre el humanismo renacentista, Sciacca revela que éste consiste en una “afirmación del valor y la dignidad humana” (1968, p. 09). Cuando se dice que el humanismo renacentista descubrió o redescubrió “el valor del hombre”, quiere decir que reconoció el valor del hombre como ser terrenal o mundano, inserto en el mundo de la naturaleza y de la historia, capaz de forjar en él su propio destino. Humanismo que también se siente en la literatura, a través de lo que podríamos llamar una litterae humanae (cultura humana – renacimiento) en contraposición a una litterae divinae (cultura teológica – edad media).
Por otro lado, la Reforma protestante, desde un punto de vista filosófico, representa la defensa de la libertad y de la conciencia individual como lugar de certeza, pudiendo el individuo, por su luz natural, llegar a la verdad.
Aunque la Reforma Luterana tiene un carácter profundamente religioso, cuando Lutero (1483-1546), monje de la orden de los Agustinos, predica en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos en Wittenberg, en 1517, las 95 tesis contra los teólogos universitarios y contra el Papa León X, en poco menos de 50 años, el panorama político y religioso europeo cambió profundamente, y la discusión de cuestiones filosóficas, teológicas y doctrinales relacionadas con la Reforma jugó un papel fundamental en el panorama intelectual de la época.
En 1527 se crea en Marburg la primera Universidad protestante, seguida de otras; en 1534 se crea la Iglesia Anglicana en Inglaterra; en 1560 Escocia se convierte al calvinismo; en 1566 Holanda establece la Iglesia calvinista como religión oficial; La Reforma iniciada por Lutero se extendió rápidamente por toda Europa. Este movimiento fue seguido por el movimiento de Contrarreforma, implementado por la Iglesia Católica. El Concilio de Trento (1545-63) estableció los fundamentos doctrinales y litúrgicos del catolicismo, reforzando la autoridad del Papa; Las obras de Santo Tomás de Aquino se colocaron en el altar, junto a la Biblia.
No se puede decir que la reforma luterana estuvo motivada por cuestiones filosóficas, de hecho, entre sus ideas, Lutero defiende que la fe es suficiente para que el individuo comprenda el mensaje divino en los textos sagrados, la llamada “regla de fe”. Por otro lado Lutero combate la visión aristotélico-tomista de la escolástica, el racionalismo. Se inspiró en el concepto agustiniano de “luz natural”, según el cual todo individuo, iluminado por el Espíritu Santo de Dios, puede comprender y acoger la Revelación. También se inspira en San Pablo: “el justo por la fe vivirá” (Rom. 1,17). Lutero también rechazó la autoridad institucional de la Iglesia (papas y concilios), valorando la conciencia individual (no actuar contra la propia conciencia). Pero con el debilitamiento del poder de la Iglesia, las discusiones filosóficas vuelven al escenario no sólo de los debates teológicos, sino también de la racionalidad científica, motivados sobre todo por las ideas de Galileo Galileo, Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Nicolás de Cusa, entre otros.
La revolución científica no surgió de la nada ni de la noche a la mañana. La investigación natural es de hecho la primera y fundamental parte de la filosofía renacentista y está precedida por varias observaciones que se realizaron a lo largo de la Edad Media, a menudo mezcladas con lo que se denominaba magia, alquimia o hechicería. Se pueden distinguir tres aspectos o fases en la investigación natural, que son la magia, la filosofía de la naturaleza y, por último, la ciencia.
La magia renacentista se caracteriza por dos presupuestos: 1) la animación universal de la naturaleza, que se ve movida por fuerzas intrínsecamente similares a las que actúan en el hombre, coordinadas y armonizadas por una simpatía universal; 2) la posibilidad así ofrecida al hombre de penetrar de golpe, con medios ambiguos o violentos, en los más recónditos recovecos de la naturaleza y de llegar a dominar sus fuerzas con halagos y encantamientos, es decir, con los mismos medios con los que se es atraído un ser animado.
La filosofía natural, que ya se había manifestado en algunos de los defensores de la magia misma, pero que primero se había afirmado en Telesio, quien abandonó esta última suposición. La naturaleza es, sin embargo, siempre considerada como una totalidad viviente, pero se considera gobernada por sus propios principios; y el descubrimiento de estos principios se convierte en tarea de la filosofía. La filosofía pretende penetrar en la naturaleza a través de la naturaleza misma, prescindiendo de hipótesis y doctrinas ficticias. Y así abre el camino a la verdadera y adecuada investigación científica.
La ciencia es el resultado último y más maduro del naturalismo renacentista. En 1543, el monje Nicolás Copérnico publica Sobre la revolución de los orbes celestes. En el mismo año, André Vesalius, el más grande anatomista de la época, publicó De humanis corporis fabrica (La estructura del cuerpo humano). En 1600 Giordano Bruno es quemado en la hoguera de la Inquisición como hereje por sus ideas contrarias a los dogmas de la Iglesia: el mundo se vuelve infinito, la tierra deja de ser el centro del universo, los cielos pierden su incorruptibilidad. En 1609 Kepler defendía un universo gobernado por leyes matemáticas en su Astronomia nova sive physica coelestis (Nueva astronomía, física celeste). En el año 1616, la Inquisición condena la obra de Copérnico (uno de los argumentos esgrimidos fue que, en las Escrituras, Josué le pide a Jehová que haga que el Sol se detenga en el cielo hasta la derrota de sus enemigos (Josué, 10, 11-13 ) , si el Sol se detuvo es porque se estaba moviendo alrededor de la Tierra) a pesar de las observaciones de Galileo a través del telescopio, tratando de demostrar la viabilidad del sistema heliocéntrico. Finalmente, tenemos al mismo Galileo Galilei quien inauguró una nueva etapa en la historia de la ciencia, al defender el racionalismo matemático como base del pensamiento científico, “el universo es un texto escrito en caracteres matemáticos”, y al crear la idea moderna de la experimentación y la observación científica, combinando la inducción experimental y el cálculo deductivo, en sustitución de la teoría, vita contemplativa, considerada por el hombre medieval como la vía más alta para llegar al conocimiento.
Y en el centro de toda esta efervescencia de ideas, todavía tenemos filósofos y pensadores políticos, que debaten sobre un probable surgimiento de la sociedad civil a partir de un contrato social, o que intentan justificar la legitimidad del poder del soberano o cuáles son las funciones de éste. un gobierno. Aún hoy existe una enorme variedad de conceptos cuyo origen se encuentra en las reflexiones filosóficas y políticas de la modernidad, tales como el liberalismo político, la soberanía popular, el Derecho positivo, entre otros. Esta sección está dedicada al debate de tales ideas, la exposición de las teorías filosóficas que guiaron las relaciones políticas y sociales y que incluso contribuyeron a las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII, como la Revolución Francesa o la Revolución Americana, influenciadas e inspiradas por los ideales de la Ilustración.
Durante el Renacimiento y la Modernidad, algunos pensadores se destacaron por su énfasis en la teoría del conocimiento, en la investigación de la naturaleza y el mundo físico, como Giordano Bruno, Pascal, René Descartes, Malebranche, Leibniz, Kant. Otros destacaron por sus ideas en el campo de la política, como Tomás Moro, Erasmo de Rotterdam, Nicolás Maquiavelo, Montesquieu, Voltaire y Jean-Jacques Rousseau. Y aún otros se han centrado tanto en un campo del conocimiento como en otro, tal es el caso de Francis Bacon, John Locke, Thomas Hobbes, David Hume y Baruch Spinoza.
Francis Bacon, además de escribir una obra en el campo del conocimiento, a saber, Novum Organum, siendo por tanto considerado el precursor de la filosofía empirista, también escribió una obra política titulada Nueva Atlántida (BACON, 1973), que muestra un lugar imaginado por Francis Bacon. (Isla de Bensalem) donde se desea el bien común de todos los habitantes de la ciudad, valorando todo lo natural, con un relato en primera persona a través de la narración de un casi náufrago y sus compañeros de viaje. Sus ciudadanos viven en armonía con la naturaleza, luchando por el igualitarismo social, basado en la armonía con todo lo natural y con énfasis en el cientificismo, pero donde la religión también juega un papel fundamental.
John Locke, otro filósofo empirista, además de escribir los Dos tratados sobre el gobierno civil, obras por las que inscribió su nombre en la lista de pensadores políticos modernos, también se centró en la teoría del conocimiento, escribiendo la obra Ensayo sobre el entendimiento humano, en el cual polemiza con los filósofos racionalistas, entre ellos René Descartes, si la razón o la experiencia deben ser consideradas como criterio de validez para alcanzar el conocimiento (LOCKE, 2001 y 2005).
Thomas Hobbes, autor de El Leviatán (2003), dividió este libro en cuatro partes, la primera dedicada al estudio de la naturaleza humana: sensación, imaginación, lenguaje, razón, ciencia, pasiones. Y sólo entonces comienza el estudio de la República, la soberanía, las leyes civiles y la relación entre religión y política.
David Hume, otro filósofo empirista, escribió, además de un Tratado sobre la naturaleza humana, otra obra titulada Investigaciones sobre el entendimiento humano, en la cual polemiza con John Locke y Leibniz cuestiones relativas al entendimiento humano. Hume es también autor de quince Ensayos sobre política y siete ensayos sobre economía (HUME, 2001, 1998 y 2003).
Y Baruch Spinoza, conocido por su famosa Ética demostrada según el orden geométrico, es también autor de un tratado de teología política (SPINOZA, 2009 y 2003).
Referências Bibliográficas
BACON, Francis. Novum organum ou verdadeiras indicações acerca da interpretação da natureza; Nova Atlântida. Trad. José Aluysio Reis de Andrade. São Paulo: Abril Cultural, 1973.
HOBBES, Thomas. Leviatã. Organizado por Richard Tuck. Tradução de João Paulo Monteiro, Maria Beatriz Nissa da Silva, Cláudia Berliner. São Paulo: Martins Fontes, 2003.
HUME, David. Ensaios Políticos. São Paulo: Martins Fontes, 2003.
____. Investigação sobre o entendimento humano. (tradução: Artur Morão) Lisboa: Edições 70, 1998.
____. Tratado da natureza humana. (Tradução de Déborah Danowski) São Paulo: Editora UNESP e Imprensa Oficial do Estado, 2001.
LOCKE, John. Dois Tratados sobre o Governo. São Paulo: Martins Fontes, 2001.
____. Ensaio sobre o entendimento humano. Lisboa: Fundação Calouste-Gulbenkian, 2005.
SPINOZA, Benedictus de. Ética. Tradução de Tomaz Tadeu. Belo Horizonte: Autêntica Editora, 2009.
____. Tratado Teológico Político. São Paulo: Martins Fontes, 2003.
Sobre a Filosofia Política Moderna indicamos várias obras que podem ajudar a aprofundar o tema, a partir do pensamento dos vários filósofos que compõem este período da História da Filosofia. Sugerimos como leitura:
BOBBIO, Norberto; BOVERO, Michelangelo. Sociedade e Estado na Filosofia Política Moderna. São Paulo: Brasiliense, 1986
BORON, Atilio A. (org.). Filosofia política moderna. De Hobbes a Marx. Buenos Aires/São Paulo: CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales; DCP-FFLCH, Departamento de Ciencias Politicas, Faculdade de Filosofia Letras e Ciencias Humanas-USP, 2006, p. 287-330. Acessado em 11/02/2016.
BRÉHIER, Émile. Histoire de la philosophie. Tome II: la philosophie moderne. Librairie Félix Alcan, Paris, 1929-1930-1932. Versão digital disponível em: Les classiques des sciences sociales. Acessado em 13/05/2016.
CHÂTELET, François, DUHAMEL, Olivier, PISIER-KOUCHNER, Evelyne. História das Idéias Políticas. Trad. Carlos Nelson Coutinho. 2. ed. Rio de Janeiro: Zahar, 1990. 399p. [Título do original: Histoire des idées politiques].
CHEVALIER, Jean-Jacques. As grandes obras políticas: de Maquiavel a nossos dias. 8. ed. Rio de Janeiro: Agir, 1999.
FITZGERALD, Ross. (Org.). Pensadores políticos comparados. Tradução de Antônio Patriota. Brasília: Editora Universidade de Brasília, 1983.
MAFFETTONE, Sebastiano; VECA, Salvatore. A justiça dos modernos (segunda parte). In: ____. (orgs.). A idéia de justiça de Platão a Rawls. São Paulo: Martins Fontes, 2005. Versão digital disponível em Libertarianismo.org. Acessado em 13/05/2016.
MOSCA, Gaetano. História das Doutrinas Políticas. Rio de Janeiro: Zahar Editores, 1983.
NISBET, Robert. Os filósofos sociais. Brasília: Universidade de Brasília, 1982.
QUIRINO, Célia Galvão; SADEK, Maria Tereza (orgs.). O pensamento político clássico: Maquiavel, Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau. 2. ed. São Paulo: Martins Fontes, 2003 (ALTERAR FERÊNCIA DA OBRA EM LOCKE, MAQUIAVEL E HOBBES).
WEFFORT, Francisco C. (org.). Os clássicos da política. 12ª ed. São Paulo: Editora Ática, 1999.
texto y citas traducidas con la colaboración de Alexis Guerra
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